DISTANCIAS
Discante sobre un tema de Durero
I

Fuera están.
Han salido afuera.

Se retuerce abrupto
un tronco de árbol.

De Adán se separa,
de la pierna de él.

Huyendo, el árbol
deja una rama

en la mano del hombre--
una fresca imagen

de sí, la cual cantará
para siempre

pese al ave
callada y tonta

la enorme sabiduría
de Alberto, el "noricus"

Dürer.

II

Aquí están.
Han llegado afuera.

Actuando en la historia
de flor y de mano,

nos dan hasta esa
segunda manzana

ostensible y escondida
en la pendiente izquierda

de la primera mujer:
fruto redondo

y punto final pero
no concluyente

bajo el comentario
fluido y largo

de la espléndida
cabellera de ella,

de Eva.

III

Entre los listos
dedos de ella

y la sonrisa
de la réptil reina

vacila el fruto--
¡ oh doble regalo !

con tan buenos ojos
de hembra mirado:

vale ignorado
por el hombre que busca

su propia mirada
en la de la dueña

Adelantado,
un brazo eclipsa

la triada de caras.
El triángulo invertido

resbala.

IV

Sueltos están,
aún juntos en una

N mayuscula
¿ya cualesquiera?

Señor y señora,
y no, en el juego

del rumbo perdido,
acuden al rombo

de los cuatro
nudos: la rosca,

las frívolas hojas
y la extraña herida

en la parte de abajo
del ãrbol central:

herida partícipe casi
del paso del melancónico

ciervo.

V

Están de pie.
A sus pies, una esfinge

a punto de volverse
hipócrita gato.

Retiene a los dos
en el suelo silvestre;

que no suban
al aire

cual ángeles
del arte y la vida.

Con el ratón están,
con la liebre, la vaca...

El mundo se abre
con altos riscos

distantes, una cabra
montesa, un salto

no dado.